El período de estudio que
trataremos a continuación, es bastante diverso en política, económica y en sus
instituciones; sin embargo, comparten el rasgo de una ausencia de políticas
industriales institucionalizadas y de la desindustrialización, ya sea por las
políticas aplicadas en los años noventa o por las políticas cortoplacistas y
sin pericia (técnica de la década del dos mil). En la década de los noventa, en
el marco del programa “Gran Viraje” de la presidencia de Carlos Andrés Pérez se
profundizaron las reformas pro-mercado. En los años 1990 y 1991 se eliminaron
el régimen de controles, así como la liberación comercial y financiera de la
economía, en el año 1993 hubo una salida importante de capitales (la renta
petrolera excede la capacidad de absorción del sector no petrolero) y en 1994 y
1995 las crisis financieras.
La inestabilidad
macroeconómica e institucional afectó a la inversión industrial, especialmente
al sector manufacturero que ya presentaba una creciente obsolescencia. Los
encadenamientos entre las actividades y sectores de producción fueron débiles,
la industria incipiente y desarticulada, desaparecieron un gran número de
pequeñas y medianas empresa, los niveles de producción de bienes intermedios
fueron bajos. En las industrias básicas del hierro y del aluminio se agregó
poco valor a lo interno de la economía, la industria petroquímica también
mostró débiles encadenamientos, especialmente hacia adelante, donde se agrega
más valor. La apertura comercial trajo un extraordinario incremento de las
importaciones, especialmente de productos finales, la producción nacional no
pudo con la competencia. (Vera, 2009; Banko, 2007 y García, 2001).
En la década del dos
mil (2000) aumentó la dependencia del petróleo en la economía. Espinasa (2006)
advierte que desde el año 1998, con la llegada a la presidencia de Hugo Chávez,
hay un cambio en la política petrolera, ya que se privilegiaron los ingresos
fiscales de corto plazo y se sacrificó la inversión y, con ella, la capacidad
de producción presente y futura. En la actualidad la industria venezolana
petrolera PDVSA busca inversiones extranjeras luego de que en 2004 se cerró el
denominado ciclo de inversiones privadas y en el año 2007 se expropio la
industria sin las respectivas compensaciones de mercado. Esta inversión es
particularmente necesaria debido a que los nuevos volúmenes de petróleo
provenientes de la cuenca del Orinoco requieren de inversiones intensivas por
su cualidad de crudo extra pesado. Sin embargo las inversiones públicas y
privadas están muy lejos de los valores necesarios, especialmente por el desvió
desinstitucionalizado de los ingresos para gastos corrientes sin contar con el
mínimo requerido para mantener la exportación, que desde el año 2009 ha
declinado; a esto se le suma el despido de un importante grupo de tecnócratas
de PDVSA en el año 2002, luego de ser parte del denominado paro petrolero, con
la perdida de capacidades intangibles que esto representa. Así, por compartir
los problemas en común de la región y por sus problemas específicos,
característicos de las economías rentistas, Venezuela sufre el más dramático
proceso de desindustrialización de la región.
2 Comentarios
Buen contenido, sobre todo el énfasis que haces en las últimas dos décadas con las actividades de PDVSA y el paro que hubo en el 2002. En lo personal, tengo allegados que se vieron afectados por tal evento.
ResponderEliminarGracias... Para comprender la actualidad debemos ir conociendo y estudiando el pasado.
Eliminar